No pases hambre
Para un deportista el objetivo ha de ser siempre comer sano, no comer menos. Es decir, integrar una serie de hábitos saludables en tu dieta que puedan ser permanentes. Lo ideal es realizar cinco comidas al día y procurar no saltarse ninguna. Los atajos en este campo no dan resultado. Trata de no excederte en cada comida, pero tampoco debes pasar hambre.
Rechaza las grasas
Elimina a la mínima expresión de tu dieta todas las grasas saturadas y nada saludables, verás que no es tan fácil como parece y que estabas comiendo más de lo que pensabas de este tipo de alimentos. Nos referimos a las grasas procedentes de a bollería industrial, mantequilla, margarina, embutidos, salchichas, etc.
Retira la piel de la carne
Un ‘tip’ muy sencillo que te ayudará a reducir la grasa sin eliminar la carne de tu dieta. Retira la parte visible grasa del lomo de cerdo o de la ternera, así como la piel del pollo.
Desnatados, sí
Tratar de consumir la leche y el resto de productos lácteos siempre desnatados. Además de ser más ligeros te ayudarán a sentirte saciado.
Estevia para endulzar
La forma más rápida de rebajar calorías en tu dieta es eliminar el azúcar. Si necesitas añadir azúcar o algún edulcorante artificial al café, la leche o las infusiones, prueba a sustituirlo por la Stevia, una planta con un volumen de glucosa mínimo y gran capacidad de endulzar. Es, de hecho, 15 veces más dulce que el azúcar, con contiene carbohidratos, grasas ni calorías. La Stevia es ideal para quienes quieran bajar peso y también para los diabéticos.
Di adiós al alcohol
El alcohol aporta 7 calorías por cada gramo, una cantidad equiparable a la grasa. Un simple cubata contiene nada menos que 500 kcal, lo que supone la cuarta parte del valor calórico diario que necesita una persona.
Cambia tu manera de cocinar
Un gesto tan sencillo como modificar el modo de cocinar un alimento puede llevarte a obtener grandes beneficios en tu dieta. Porque no es lo mismo, en términos calóricos, cocinar un alimento a la plancha y sin aceite añadido que frito o guisado.
Salsas, mal aliado
Muchas veces no somos conscientes de la cantidad de calorías en forma de grasas o azúcares que añadimos a nuestros platos. Una cucharada de mayonesa aporta 218 kcal, mientras que una de kétchup son sólo 35 kcal, pero nada menos que 7,2 g de azúcar.
Lo ideal es sustituir estas salsas tan grasas por salsas ligeras de yogurt que se puede mezclar con sabores como la menta, el perejil, limón o pimienta. De hecho, un consejo muy útil para establecer en tu dieta es sustituir todas estas salsas artificiales por hierbas aromáticas y especias, un aporte de sabor sin incrementar las calorías.
Cuidado con los light
Otro de los errores más habituales a la hora de comenzar una dieta es recurrir a las versiones light de muchos productos fiándonos de los típicos lemas de 0% materia grasa o libre de azúcar. Pero, ¿realmente ayudan a bajar peso?
Para que un alimento se considere light ha de tener un 30% menos de calorías que su versión convencional. Sin embargo, esto no significa que no aporte calorías. Además, en muchos casos utilizan términos de interpretación ambigua. Un alimento puede llevar un 0% de azúcar, pero estar cargado de calorías provenientes de grasas. O a la inversa, 0% de materia grasa, pero con alta presencia de azúcares.
Lo apropiado es fijarnos en las calorías y su procedencia, descartando las grasas saturadas y los azúcares simples.
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