Existen barreras que desalientan a las mujeres a transportarse en bicicleta tales como la falta de infraestructura, la inseguridad, el poco conocimiento de la bicicleta y el paradigma de dependencia con el que lamentablemente aun se trata a la mujer.
Sin duda la principal es la carencia de una infraestructura ciclista adecuada. Mientras las ciudades no cuenten con una red (incluyendo bici puertos y adecuaciones al transporte público), que comunique sus diferentes sectores así como mercados, escuelas, parques, etc. el número de ciclistas (hombres y mujeres) jamás tendrá un crecimiento considerable.
Hay casos en los que las chicas comienzan a utilizar la bicicleta, con mucho entusiasmo, pero la falta de conocimiento de la bicicleta en combinación con el paradigma de dependencia o del “sexo débil” logran que al poco tiempo se desanimen.
Muchas mujeres y hombres no se transportan en bici simplemente porque no se sienten seguros al circular por las calles o porque no tienen un lugar para estacionar la bicicleta en su destino final. Aquí es importante que seamos realistas. La mayoría de nuestras autoridades, empresarios y ciudadanos aún no han entendido los beneficios de salud, ambientales, sociales, culturales y económicos de la bicicleta. Estamos lejos, pero esto no quiere decir que es imposible, ni que tendrán que pasar 100 años para poder disfrutar de infraestructura adecuada. El cambio lo tenemos que generar nosotros, todos y cada uno de nosotros trabajando en conjunto. Como lo menciono una de las compañeras: “Primeramente tiene que cambiar la mentalidad individual y a partir de ahí, generar una modificación al entorno.”
Lo segundo que tenemos que hacer es promoción de boca a boca. Como se menciono en un principio, a las mujeres les gusta compartir. Si le platicas a una amiga sobre todas esas experiencias positivas que has vivido o los muchos beneficios que nos da la bicicleta y además la invitan a subirse hay una gran oportunidad de que lo haga y lo siga haciendo.
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