¿Por qué aparecen?
El ciclismo requiere de un pedaleo constante y cíclico en el que se cargan siempre los mismos grupos musculares, en donde algunos de ellos, gracias al excesivo esfuerzo, se resienten y se manifiestan en forma de calambres en las piernas. Estos provocan un dolor intenso, localizado e incómodo, que afecta a ciclistas por lo general en abductores, gemelos y el vasto interno. Otras de las causas más frecuentes son:
- Falta de entrenamiento o intento fallido al realizar rutas extensas sin preparación o buenas bases.
- Deshidratación por sudor o electrolitos. Algunos ciclistas olvidan hidratarse cada 15 o 20 minutos antes, durante y después de cada salida.
- Sobrepasar sus límites en cuanto a entrenamiento y ritmo, lo cual aumenta de golpe la cadencia acostumbrada y provoca un sobreesfuerzo prolongado.
- Ajuste incorrecto del sillín y manillar en cuanto a altura. Cuando la bicicleta tiene el sillín demasiado alto, los isquiotibiales, gemelos y soleos se obligan a realizar una mayor carga de trabajo y conlleva a calambres. Lo mismo ocurre con los cuádriceps, si el sillín está demasiado bajo.
- Poco descanso mental y físico después de cada salida. Si no dejamos recuperar al músculo del sobreesfuerzo, se carga y se desencadena un calambre. La fatiga física no solo hace que el cuerpo no responda por agotamiento sino que la mente se estrese.
- Consumo de ciertos medicamentos o alimentación inadecuada.
Ahora que sabes las causas, conoce cómo prevenirlos y disfruta de tu entrenamiento.
- Realiza un calentamiento previo, estos ayudan a tener un mayor rendimiento y evitar los calambres.
- Haz un chequeo biomecánico de tu bici para que prevengas calambres por una inadecuada posición del manillar o del sillín.
- Evita las horas más calurosas del día e hidrátate antes, durante y después de cada salida. Las bebidas con sales minerales son altamente recomendadas. Intenta beber entre medio y un litro de bebida isotónica por cada hora de ruta.
- Entrena a una intensidad en relación a tu estado físico para evitar sobre esforzar y fatigar los músculos. Entrena según las características de las salidas y su duración.
- 48 horas antes de la salida, haz una buena recarga de glucógeno para que sigas una dieta rica en hidratos de carbono y los músculos acumulen el máximo de energía.
- No pases hambre durante la rodada; come una barrita, una galleta, una chocolatina, un banano o un bocadillo cada 45 minutos.
- Mantente relajado y descansado los días previos a la salida y ten siempre una alimentación balanceada rica en frutas, verduras y potasio. El magnesio y el calcio también son ideales antes y después del entrenamiento. los frutos secos, las legumbres, los cereales integrales y el pescado azul son otros alimentos que contienen vitaminas que te ayudarán a evitar los temibles calambres. Evita la cafeína, ya que puede alterar el sistema muscular y el riesgo de sufrir las contracciones musculares.
Recuperación.
Luego de un calambre, lo mejor es bajar el ritmo, hidratarse y descansar. Los masajes y estiramientos ayudan a suavizarlos, al igual que los relajantes musculares, sobre todo para pasar una buena noche luego de la contracción del músculo. De ti depende que los calambres, a pesar de ser tan comunes entre los ciclistas, no sean parte de tu entrenamiento. Pon en práctica estos consejos y sácale provecho a cada una de tus salidas.
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