Si eres capaz -en realidad es muy sencillo- de aplicarlo como es debido retrasarás considerablemente la llegada de la fatiga, logrando así prolongar en el tiempo el nivel de rendimiento óptimo. De lo contrario estarás lastrándote voluntariamente, atando pesas a tus tobillos para no conseguir volar y explorar tu verdadero potencial sobre la bici.
Puede parecer increíble, pero la clave para que nuestra respiración sobre la bici sea lo más eficiente posible es reducir al mínimo el gasto energético que supone expandir las costillas a cada inspiración. Una postura adecuada para que los 20 músculos que participan en el proceso sufran lo menos posible y la coordinación entre ello, cada respiración, y los movimientos de pedales y manillar son la clave para que logres respirar bien sobre la bici.
El diafragma es el músculo inspirador principal, pero si la postura de nuestra espalda no es la correcta se convierte en el único. Para que reciba la ayuda de otros (pectorales, trapecio, espinas dorsales...) y que la expansión de nuestra caja torácica sea la adecuada sobre la bici, debemos ejercitar en la medida de lo posible esos grupos musculares.
Es fuerza muscular adquirida nos permitirán potenciar considerablemente la inspiración, liberando de trabajo al diafragma y permitiéndole así realizar su cometido de manera mas rápida y eficaz.
En cuanto a la postura, hay que huir en a medida de lo posible del encogimiento abdominal. Pese a lo aerodinámico de la posición, ideal en determinadas situaciones, cerraremos el espacio entre tórax y cadera, forzaremos el diafragma y nos pondremos en riesgo de sufrir una lesión en la región lumbar.
Así, hay que tratar de mantener la espalda en posición lineal, acompasar la respiración con el movimiento del manillar cuando sea posible y fortalecer los músculos dorsales, lumbares y abdominales en la medida de lo posible. Mantener el tórax en expansión y ayudar al diafragma en su tarea de que consigamos respirar bien es así de simple.
La importancia de respirar bien para la concentración
La concentración es un factor muy importante en el ciclismo, aunque pueda parecer que no. Un deporte con un componente estratégico muy grande, en el que hay que rodar en un pelotón muy numeroso a grandes velocidades, evitar caídas, afrontar descensos vertiginosos a la máxima velocidad y tomar siempre el tren correcto para luchar por las victorias -o ayudar a que las consiga otro-.
¿Y a qué viene todo esto? Muy sencillo: la respiración correcta favorece enormemente la concentración. Un estudio reciente, de hecho, ha confirmado que controlar nuestra respiración favorece un determinado proceso cerebral y nos ayuda a conseguirlo.
El estudio, llevado a cabo por una unidad de la Trinity College de Dublín, confirmó que aquellos -entre los sujetos investigados- que alcanzaban una concentración mayor para las tares que la requerían, mostraban unos patrones de respiración y atención muy superiores a los demás.
Tras ello, llegaron a la conclusión de que el fenómeno se podía deber a que la respiración afecta directamente a los niveles de noradrenalina presentes en nuestro cuerpo. Se trata de un elemento que, en su dosis ideal, ayuda a la concentración y el rendimiento. En cambio, si es excesiva -en situaciones de estrés- o demasiado baja -en situaciones de relax o pereza- la dificulta.
Se trata del primer estudio que establece una conexión entre la concentración y los niveles de noradrenalina.
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