A las mujeres les gusta compartir experiencias y tienen la naturaleza de alentar, apoyar y compartir. Estas características son esenciales para influir en otras mujeres, en la familia y por consiguiente en las nuevas generaciones. Las mujeres tienen el poder de convertir nuestras ciudades en ciudades bicicleteras. Ya lo dijo David Byrne: “El día en que la mujer se suba a la bicicleta, el hombre la va a seguir.”
Estudios recientes sugieren que una estrategia que podría verdaderamente impulsar el uso de la bicicleta es el preguntarse que es lo que quieren las mujeres. Como lo afirma la profesora Jan Garrad de Deakin University en Melbourne, Australia, “para evaluar si una ciudad es ciclista es necesario evaluar la proporción de mujeres que utilizan la bicicleta.” Esta proporción se considera un buen indicador ya que esta científicamente comprobado que la mujer es más renuente al riesgo. Es decir, si la mujer se siente segura hay una mayor probabilidad de que opte por transportarse en bicicleta. También es importante tomar en cuenta que por lo general las mujeres son las que se encargan del cuidado de los niños y de hacer las compras. Como pueden ver, las mujeres son parte clave para impulsar la generación de infraestructura segura y que además conecte puntos como escuelas, mercados y lugares de recreación.
Según se menciono durante el 5to Congreso Nacional de Ciclismo Urbano, en México se estima que menos del 8% de los ciclistas son mujeres. Hoy por hoy el ejemplo a seguir son los Países Bajos que cuentan con la infraestructura ciclista más segura. El 56% de sus viajes en bicicleta son realizados por mujeres.
La bicicleta, más que una simple maquina capaz de llevarnos de un punto a otro tiene el poder de liberarnos e independizarnos. La bicicleta no distingue genero, color ni credo. ¡Es democrática! Y aunque aún hay muchos que creen que es cosa de hombres la realidad es muy diferente.
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